lunes, 20 de octubre de 2014

Grandes Enigmas de la Historia parte 3


21. Los Abismos del Barranco de Badajoz

En el Barranco de Badajoz (Güímar, Tenerife) el omnipresente silencio y la belleza del paraje son testigos mudos de los secretos milenarios que éste encierra. En su interior alberga, además, recónditas galerías de agua donde antaño trabajaban los lugareños en busca del preciado oro líquido. Sin motivo aparente, estos mineros abandonaron sus herramientas de trabajo, sus hogares y, sin echar la vista atrás, huyeron del lugar. ¿Por qué? ¿Cuál fue el hecho que los ahuyentó de su trabajo, el único medio que tenían para subsistir?
Muchos son los afamados investigadores que han intentado resolver el misterio de la pavorosa espantada. Los sabios del lugar, los mayores, dicen que a principios de siglo (1912), dos mineros que se afanaban infructuosamente en encontrar una galería viable, derrumbaron una pared donde se toparon de frente con dos maravillosos seres de luz. Reza la leyenda, la profana, que éstos les invitaron a acompañarles y les indicaron el lugar idóneo para cavar. Otra versión, contrariamente, afirma que un pavor se apoderó de ellos y escaparon en búsqueda de la Guardia Civil. No hay documentos que corroboren esta última, pero la realidad es que, desde la huida, nadie habita en el barranco. Nadie se atreve. Las galerías de agua quedaron desiertas, abocadas al olvido. Empero su soledad no impidió que germinaran, como la más espesa neblina, más leyendas acerca del sobrecogedor paisaje. Comparten protagonismo con los seres de luz unas esferas de luz blanca que se apoderan del frío de la noche; una gélida temperatura que, a su antojo, se vuelve agradable, cálida, como una breve caricia en el devenir de las horas. Eso es lo que dicen muchos aventureros que, a pesar de haber sido alertados por los güimareros, se adentraron en los precipicios de lo desconocido. En el llamado también “puerta a otra dimensión”, presenciaron hechos que se escapan a la imaginación: seres alados que, curiosos, se acercaban a darles una bienvenida. Prueba de ello, es la fotografía tomada por Teyo Bermejo (expedición en 1991), que sin saber bien a qué o quién disparaba su cámara, captó una instantánea del espeluznante ser. Años más tarde, osó en volver al barranco para conseguir más imágenes: esta vez, los insignes retratados fueron las esferas de luz blanca que danzaban, despreocupadas, entre la vegetación. Con el miedo en el cuerpo, aquellos que se han atrevido a pasar una noche en sus entrañas, la mayoría escépticos, al día siguiente confirmaron que no pasaron la velada solos: escucharon murmullos de hombres y mujeres que, a modo de indescifrables conversaciones, brotaban de las entrañas de la tierra, acompañados por un continuo caer de piedras. Pocos son, muy pocos, los que se atreven a regresar al Barranco de Badajoz, abismo de misterios.

22. Mary Celeste ( el barco misterioso )

Allá por el año 1861 se terminó de construir en un muelle escocés un barco, bergantín para más señas por contar con velas cuadradas en sus dos mástiles, al que se bautizó como Amazon.
Pero se ve que nació ya con mal pie, (o mal ancla, según se mire), porque sufrió varios accidentes, de poco calibre eso si, en poco tiempo y cambió de propietario, (el primero murió antes de hacerse en él a la mar y el segundo durante la primera travesía), y de nombre, varias veces.
En 1972, bajo el nombre de Mary Celeste, emprendió la travesía desde Nueva York hasta Génova con unos 1.700 barriles de alcohol como cargamento en sus bodegas. Esto ocurría el 7 de noviembre… Casi un mes después, el 5 de diciembre, desde el Dei Gratia lo avistaron navegando en solitario por el océano Atlántico, cerca de la isla de Madeira, sin ni un solo miembro de la tripulación a bordo, y se acercaron. Cuando por fin se consiguió acceder a él se comprobó que nadie lo dirigía, pero, eso si, lo que transportaba y estaba en su sitio, no había sido tocado por nadie. Lo único que faltaba era un bote salvavidas, el cuaderno de bitácora y algunos instrumentos de navegación. Pero sí que estaba la ropa en los armarios y el diario del capitán en su camarote, siendo la última página escrita el día 24 de noviembre. Todo estaba ordenado y un silencio inquietante lo envolvía todo. Se descartó entonces la hipótesis de que hubiera sido asaltado por piratas. Ahora bien, ¿qué otra cosa podía haber ocurrido?, ¿qué había llevado a la tripulación y acompañantes a huir a mar abierto y dejar atrás el barco?. El Mary Celeste fue remolcado hasta un puerto de Gibraltar y allí se investigó el caso, pero nunca se llegó a saber exactamente qué ocurrió. Entre las teorías que rondaron entre los investigadores está la de que el capitán, temiendo que el alcohol explotara en un momento determinado, decidiera abandonar la nave. Otra algo más macabra cuenta que puede ser que parte de la tripulación se emborrachara y asesinara no sólo al capitán, sino también a su mujer y su hija pequeña, (que viajaban también en el Mary Celeste), y después pretendieran huir de la justicia. Claro que también hubo quien defendió que todo pudo ser por culpa de algún gigantesco monstruo marino. Los años pasaron y el Mary Celeste, (de nuevo cambiando de dueño cada cierto tiempo), terminó siendo estrellado contra un arrecife de coral en la isla de Haití. Su dueño de ese momento pretendía cobrar el seguro correspondiente y declaró que llevaba un cargamento muy valioso que había perdido con el naufragio. Pero el Mary Celeste, quizás intentando no tener un final tan poco digno después de haber sido el centro de todas las miradas, no se hundió por completo y se pudo comprobar que sólo llevaba en las bodegas comida para gatos y botas de goma, declarándose la actuación del último dueño como intento claro de fraude. En el año 2001 se encontraron los restos del misterioso Mary Celeste entre los bellos arrecifes de coral..

23. Kraken ( el fabuloso monstruo marino )

“Bajo los truenos de las superficie,
en las honduras del mar abismal,
el Kraken duerme su antiguo, no invadido sueño sin sueños.
Pálidos reflejos se agitan alrededor de su oscura forma;
vastas esponjas de milenario crecimiento y altura
se inflan sobre él, y en lo profundo de la luz enfermiza,
pulpos innumerables y enormes baten con brazos gigantescos
la verdosa inmovilidad,desde secretas celdas y grutas maravillosas.
Yace ahí desde siglos, y yacerá, cebándose dormido de inmensos gusanos marinos hasta que el fuego del Juicio Final caliente el abismo. Entonces, para ser visto una sola vez por hombres y por ángeles, rugiendo surgirá y morirá en la superficie” Este poema de Alfred Lord Tennyson, (1809-1892), poeta inglés que sentía verdadera pasión por las mitología nórdica y las leyendas medievales, nos sirve de introducción para conocer más de cerca al Kraken, criatura gigantesca que, según cuenta dicha mitología nórdica, poseía forma de pulpo o calamar, y que sorprendía y aterrorizaba a los pobres incautos que osaban adentrarse con sus embarcaciones en alta mar, sobre todo frente a las costas de Islandia y Noruega. Cuentan las antiguas crónicas que este animal de grandes dimensiones, (su lomo podía medir hasta dos kilómetros y medio), poseía unos larguísimos y poderosos tentáculos con los que se abrazaba a los barcos y terminaba llevándolos al fondo del mar. Y es que generalmente no llegaban a advertir su presencia hasta que era demasiado tarde, pues tal era su tamaño que mientras mantenía sus tentáculos ocultos parecía una pequeña isla en medio del mar. Al parecer la único manera de descubrirlos era mirar hacia el fondo del mar, pues entonces se podrían descubrir sus rojos y brillantes rojos traspasando la oscuridad que emanaba desde el fondo marino. Curioso resulta conocer que la única forma que existía de apaciguar su furia era celebrando sobre su superficie, siempre y cuando se le pillara dormido, una misa o acto religioso. Ya en 1555 el naturalista de origen francés Pierre Belon hablaba en sus libros de un calamar gigante con apariencia monacal del que incluso llegó a realizar un dibujo detallado. El lo llamaba algo así como “monje marino”. Siglos más tarde, allá por el 1800, otro naturalista de nombre Pierre Denys de Monfort, reconociendo su existencia, lo denominó Kraken al relacionarlo con las islas misteriosas que aparecían y desaparecían, y que eran descritas en la mitología y leyendas nórdicas, pero ya no lo veía tanto como un ser fabuloso, sino más bien como una especie desconocida de cefalópodo de tamaño gigantesco y que son viven en los mares del Norte. Por cierto, en noruego “kraken” significa fabuloso monstruo marino. Hoy en día aún no se puede asegurar nada, ni que no hayan existido ni que sí y que se mantengan aislados del mundo exterior en las profundidades más insoldables del océano, aquellas a las que el hombre y toda su tecnología aún no ha podido llegar.

24. La extraña desaparición de Agatha Christie

El nombre real de una de las escritoras más famosas de la historia de la literatura fue el de May Clarissa Miller. Agatha Christie, como se la conoce en la actualidad, fue la autora de más de 80 grandes novelas policíacas. En 1914 se casó con el coronel Archibald Christie, y en 1926, después de doce años de un turbulento matrimonio, comenzaron a ocurrir hechos misteriosos.
Agatha desapareció mientras vivía en Sunningdale, en Berkshire, el 3 de diciembre de 1926. Su coche abandonado fue encontrado cerca de un lago en Newland’s Corner, en Surrey, provocando el inicio de una investigación policial y de mucha especulación por parte de la prensa. Hubo teorías que afirmaban que se había fugado, o que se había incluso suicidado, llegando a contarse que todo era una simple publicidad para sus obras. Pero Agatha fue encontrada tres semanas más tarde en el spa del Hotel Hydropathic, en Harrowgate, donde se había alojado con un nombre diferente y había permanecido desde el primer día de su desaparición. Allí fue reconocida por uno de los huéspedes del hotel. Cuando Archie Christie llegó para identificar a su esposa, ella no negó ser Agatha Christie pero alegó que sufría de amnesia y dijo que no tenía ni idea de cómo había podido llegar hasta aquel spa de Harrowgate. Por lo visto el matrimonio de Agatha y Archie comenzaba a ir de mal en peor. Él comenzó a verse con otra mujer, Nancy Neele, y en 1926 le pidió el divorcio a Agatha. Muchos creen que la escritora, molesta por el inminente divorcio y la reciente muerte de su madre, pudo haber sufrido una crisis nerviosa que la llevó a desaparecer de esa manera. En el momento de su desaparición, Agatha era ya una reconocida escritora de novelas de misterio. Su última novela, El asesinato de Roger Ackroyd, la había hecho famosa y su desaparición llegó a ocupar durante tres semanas las principales portadas de los periódicos. Nadie podría haber imaginado que la propia Agatha tuviera incluso misterios sin resolver en su propia vida real. Muchos piensan que la desaparición de Agatha se debió a que ella quería avergonzar a su marido o convertirlo en sospechoso de asesinato. Las especulaciones de que Archie hubiera podido asesinar a su famosa esposa llevaron a la policía a iniciar una intensa investigación que incluía las grabaciones al teléfono del marido. De hecho, una de las razones por las que los investigadores creyeron que que la desaparición de Agatha Christie se produjo como venganza hacia su marido fue el hecho de que ella firmara en el hotel bajo el nombre de Teresa Neele, el mismo apellido que la amante de su esposo… Pero las teorías más aceptadas fueron las de un ataque de amnesia. El biógrafo de la escritoria, Andrew Norman, ha intentado demostrar que Agatha sufrió una rara forma de estrés que le llevó hasta la propia amnesia. Cualquiera que fuera la causa de su misteriosa desaparición, Agatha Christie no volvió nunca más a hablar sobre ello. Si fue debido a la amnesia o bien un intento de vengarse de su marido, el enigma se encuentra para siempre alojado en la tumba de la escritora.

25. Buscando al Yeti

Hace no mucho, unos exploradores japoneses regresaron de su expedición en el Himalaya afirmando haber visto las huellas del Yeti: "Se parecían a huellas de humanos, pero de más de 20 centímetros de longitud; es imposible que una persona caminara descalza por la nieve en esa montaña", declaró uno de los nipones. La noticia despertó el interés de nuestro lector Ángel Montagut:
"Seguro que ha habido muchas noticias sobre el Yeti a lo largo de la historia" – nos comenta - "¿Sabrían estos japoneses la maldición que cae encima de los que ven al Hombre de las Nieves? Dicen que si lo ves, tres años después mueres". Pues quizás sería cuestión de avisarlos, apreciado lector; en todo caso... ¿investigamos qué se ha dicho de tal criatura mitológica a lo largo de la historia? Años '20. En 1921 unos científicos ingleses consiguen el permiso del Dalai Lama para entrar en el remoto y misterioso Tibet e intentar el ascenso al Everest. La expedición no conquista la preciada cima, pero pasa igualmente a la historia: regresan de las gélidas cumbres y cuentan a quien les escucha una leyenda de la zona: el mito del "abominable Hombre de las Nieves". La leyenda causa furor y el mito queda forjado para siempre. Desde aquellos días, son muchos los científicos y aventureros que han querido probar la existencia de la criatura. Uno de los primeros es, de hecho, el hijo de Roosevelt, el joven Kermitt, quien en 1925 emprende una expedición "para capturar animales raros". Esta es, en definitiva, la historia de la caza de una leyenda en una de las zonas más inhóspitas de la tierra: el Himalaya. Años '50. Las expediciones se suceden una tras otra. Hay una carrera a nivel internacional por la conquista del Everest y muchos países envían allí a sus mejores hombres, que progresivamente se van acercando a la cumbre. Al fin, en 1953, son el sherpa Tensing y Edmund Hillary quienes coronan el Himalaya. Hillary planta la bandera inglesa, Tensing deja unos bizcochos para los espíritus que moran en la cumbre sagrada y los dos regresan contentos con su triunfo. En el reportaje donde narran la hazaña dejan a todo el mundo atónito con sus declaraciones: "El yeti existe", aseguran. Y cuatro años más tarde, en 1957, un Lama no sólo les da la razón, sino que dice saber donde viven tales extrañas criaturas y afirma saberse capaz de capturar alguno. Al menos uno de pequeñito: "No es posible capturar vivo a un Yeti maduro, porque, generalmente, tiene una altura de tres metros y la fuerza de diez hombres, pero puedo capturar vivo a una cría", asegura el valiente Lama. Definitivamente, y en plena guerra fría, se ha desencadenado la carrera por la captura del Yeti. Primero son los rusos quienes toman la delantera: en 1958 consiguen catalogar taxonómicamente al Hombre de las Nieves y afirman que en un remoto templo tibetano existe un ejemplar momificado. Lo afirman pero no lo enseñan. Estos hechos espolean a nuestro amigo Edmund Hilllary, que emprende de nuevo una expedición. Curiosamente, mientras Hillary explora las laderas del Pamir, los rusos se retractan y de repente afirman que todo es mentira, que el Yeti no existe. "No lo encuentra la expedición rusa que lo ha buscado", dirá el cauto titular. Pero Hillary es tan tenaz como tozudo y en 1960 reaparece glorioso mostrando al mundo una cabellera de Yeti que le han prestado unos monjes tibetanos. Con esta prueba consigue ser portada en periódicos de todo el mundo pero él sigue con su obsesión y parte de nuevo a Nepal para hallar más pruebas. Años '60. La credibilidad de Hillary – y con ella, el mito del Hombre de las Nieves- se pondrá en entredicho en 1961: tras algunas comprobaciones se descubre que la famosa cabellera que elevó al Yeti al estatus de criatura real no es otra cosa que piel de cabra. "¿Hilary es un falsario?", titulará sin piedad La Vanguardia A pesar de eso, las expediciones seguirán partiendo y las tesis sobre si existe o no, y qué es lo que existe realmente, se seguirán sucediendo. En 1962 unos suizos dirán que las huellas que tantos expedicionarios han documentado son, en realidad, huellas de oso. En 1963, los rusos matizarán: el Yeti fue real en tiempos pasados, ahora es una especie extinta. No es hasta 1972 que una expedición japonesa aporta nuevas pruebas de la existencia del Yeti al afirmar haberle oído: "Era como una llamada de voz humana", declaran. Y el mito revive. Años '80. En 1984 sale a la luz una nueva revelación. Se trata de algo que pasó unos años antes pero de lo que no se había tenido constancia: una expedición china halló al Yeti y lo abatió. Pero… no era un Hombre de las Nieves. Era una mujer. El problema está en que dejaron el cadáver allí donde fue abatido (perdón: abatida) y ahora no lo encuentran. Seguimos sin pruebas. Así que no es extraño que sigan tomando fuerza las teorías de la no existencia del Yeti. Como tampoco es extraño que sigan saliendo expediciones en su búsqueda. El mito sigue siendo sólo eso, un mito. Pero sigue vivo. Tan vivo que incluso hay quien, muchos años más tarde, en 1997, hace llamamientos a la comunidad científica para que no paren de buscar. "No sólo es un error abandonar su búsqueda y asegurar su supervivencia, sino que cerrar los ojos ante su existencia puede considerarse un delito ecológico contra la humanidad y su variedad genética", afirma tajante el ruso Trajtengertz, presidente de la Sociedad Rusa de Criptozoologia. Mitos para seguir soñando. El mito del Yeti parece que seguirá para siempre vivo. Siempre habrá huellas gigantes en lugares recónditos de mundo. Porque, así somos los humamos: siempre querremos soñar con criaturas extrañas. Si no son Yetis serán otras. Hormigas buscadoras de oro, por ejemplo.

26. Shangri-La, Shamballa o los paraisos perdidos

No hace mucho hablamos de la Atlántida como de ese reino mítico que todos han buscado a lo largo de los siglos; una civilización superior social y tecnológicamente. Planteábamos el nacimiento de ese mito en la necesidad que todas las sociedades tienen de creer en sociedades perfectas, en encontrar lugares mágicos donde no ha problemas y donde todo está avanzado de acuerdo a sus creencias.
En Asia también hay un paraíso similar aunque de connotaciones diferentes; un lugar donde impera la paz espiritual, un paraíso perdido donde según los mitos budistas viven almas inmortales armónicamente con la Naturaleza. Es la fuente de la sabiduría eterna a la que en la religión budista llaman Shamballa o Shambhala, los hindúes Kalapa, a la que la cultura milenaria de China conoce sitúa en los montes del Kun Lun, y en Rusia Bielovodye, la Tierra de las Aguas Blancas. Sin embargo, en Occidente el nombre por el que se ha hecho más conocido es el de Shangri-La, nombre que le dio James Hilton en su novela Horizontes Perdidos. En esta novela Hilton construyó un mundo perfecto al que acudían hombres de gran sabiduría de todo el mundo, que eran dirigidos por François Perrault, un monje capuchino con más de 200 años de edad. Allí protegían los tesoros que la Humanidad había perdido con tanta violencia intolerante, era el lugar donde se protegía el pasado para mostrar a los que a él pudieran acceder aquellos paraísos perdidos que todos quisiéramos encontrar. Su descripción de aquel mundo, escondido en las más altas cumbres del Himalaya; aquel mágico poblado situado en las laderas de las montañas nevadas que de repente aparecían como lo hacen las visiones del desierto, se transformó con el paso de los años en la necesidad de creer que un reino así verdaderamente podía existir. Ya lo decían las milenarias religiones de toda Asia al creer que en aquellas cumbres existían los manantiales de la Sabiduría. A Shambala se la conoce en Asia como el Reino Oculto, perdido en el Tibet, y habitado por seres perfectos que intentan proteger la evolución del ser humano y es considerado como la fuente del Kalachakra, la rama más esotérica de los tibetanos. Se decía que Shambala era como una flor de loto. Tenía 8 regiones y estaban separadas entre sí por anillos concéntricos (curiosa la coincidencia con la Atlántida). En el centro del anillo central se levanta Kalapa, la que es la capital, y el palacio Kingos, hecho de muchas joyas y piedras preciosas (nueva coincidencia con la visión de la Atlántida). La tecnología de Shambala era mucho más avanzada que la de nuestros mundos conocidos, y en la ciudad principal había unos ventanales que servían de telescopios y permitían ver la vida extraterrestre. Las fantasías y leyendas hablaban de vehículos que se desplazaban (hace siglos, no lo olvidemos) por túneles subterráneos, y de la facultad de sus habitantes de moverse a gran velocidad, trasladarse de un lugar a toro materializándose y desmaterializándose, además de tener una gran clarividencia. Son curiosas las coincidencias existentes entre ambos reinos míticos, Atlántida y Shamballa; tanto que hace pensar en la ficción de ambos, en la inexistencia de algo que jamás podrá encontrarse y que está más apoyada, como decía al empezar, en la necesidad de la fé en cosas superiores, en lugares y condiciones que están por encima de lo que tenemos ahora, y que en algún tiempo venidero podremos tener.

27. El misterio de Sirio B

Los dogon son una etnia africana que habita en la región central de Mali y en el sur de Níger. Son un pueblo pacífico de pastores, agricultores y artesanos que viven en casas de adobe, pero, a pesar de la relativa sencillez de su cultura, parecen poseer desde tiempo inmemorial una serie de conocimientos astronómicos desconcertantes para la ciencia moderna.
Entre 1931 y 1956, los antropólogos franceses Marcel Griaule y Germaine Dieterlen convivieron con los dogon, llegando a ser aceptados por su comunidad e iniciados en sus tradiciones. Así descubrieron, entre otras cosas, la gran importancia que las estrellas tienen en los ritos y los mitos de este pueblo. Según la cosmogonía dogon, el universo se originó a partir de una estrella muy pesada a la que llaman Po Tolo. Po Tolo es invisible, en el sentido de que no se puede ver mirando al cielo, pero gira en torno a la estrella más brillante del firmamento nocturno: Sigu Tolo, o, según su nombre occidental, Sirio. Esto resultó sumamente desconcertante para Griaule y Dieterlen, ya que Sirio efectivamente es un sistema doble, con una estrella muy densa e imposible de ver sin un potente telescopio, Sirio B, que gira en torno a su hermana Sirio A. Cómo llegaron los dogon a conocer su existencia era un misterio para los antropólogos franceses. Además los dogon describían su órbita elíptica con bastante exactitud, y, por otro lado, también parecían poseer otros conocimientos sorprendentes, como que Júpiter tiene cuatro lunas y Saturno un anillo. Todos estos datos astronómicos, de adquisición relativamente reciente para la ciencia occidental, se hallaban imbricados en mitos supuestamente milenarios. Más tarde se replicó a Griaule y Dieterlen que los dogon bien podrían haber adquirido esos conocimientos astronómicos a través de viajeros occidentales, aunque, si bien Sirio B había sido descubierta en 1862, su extrema densidad no fue tema de debate científico hasta 1920. Un año demasiado reciente como para que los dogon hubiesen incorporado ya ese dato a su mitología. Otra posible explicación consistía en que los propios antropólogos franceses hubiesen moldeado, intencionadamente o no, los mitos indígenas con sus preguntas, ansiosos por encontrar elementos que socavasen el etnocentrismo cultural europeo. Pero esto es difícil de demostrar, por lo que los conocimientos astronómicos de los dogon continúan rodeados de un halo de misterio. En su polémico libro El misterio de Sirio (1975), Robert Temple plantea la hipótesis de que hubiesen adquirido esa información a través de antiguos visitantes alienígenas. Una idea deudora de las tesis de Erich von Däniken, en el cénit de su popularidad cuando Temple lleva a cabo la investigación y redacción de su libro. Él parte de los escritos de Griaule y Dieterlen y de sus propias indagaciones sobre el terreno. En un rito dogon del que es testigo cree encontrar la teatralización del aterrizaje de una nave espacial, y en los “nonmo”, unos seres míticos de las leyendas dogon, a extraterrestres provenientes de Sirio B, a los cuales atribuye aspecto pisciforme basándose en la representación gráfica que los indígenas supuestamente hacen de ellos. Como es fácil de imaginar, las teorías de Robert Temple encontraron bastantes detractores. Además de reprochársele hacer interpretaciones interesadas de los mitos dogon, en los cuales se esforzaba por encontrar lo que de antemano buscaba, se le acuso de ocultar aquellos aspectos de los trabajos de Griaule y Dieterlen que podían perjudicar a su tesis principal. Lo cierto es que El misterio de Sirio no inspira demasiada confianza. Se trata de un libro áspero, un collage de elementos heterogéneos que a veces se pierde en disquisiciones más bien bizantinas, como por ejemplo su rebuscada explicación de unos dibujos que en realidad podrían significar cualquier cosa. De esta historia tal vez debamos quedarnos con la aventura de Marcel Griaule y Germaine Dieterlen: adentrarse en el corazón de África para hacer preguntas a un pueblo en teoría primitivo, encontrando respuestas sorprendentes. Más allá de que al final esas respuestas sean misteriosas o no, escucharlas de primera mano debió de resultar una experiencia apasionante.

28. El Misterio de la Niña Eléctrica

Angélique Cottin era una niña inglesa, campesina, de baja estatura, que al parecer ejercía un extraño efecto sobre las personas y las cosas, que hoy en día se conoce como psicoquinesia o telequinesia. De hecho, los fenómenos psíquicos que ella producía son muy similares a los que normalmente se asocian con los poltergeists.
A Angélica se le conocía como la Chica Eléctrica o la Chica Poltergeist, y su caso, aunque no único, fue uno de los primeros fenómenos paranormales investigados científicamente. Como tal, Angélique merece una seria atención, no sólo por parte de los parapsicólogos y los entendidos en la materia. Los extraños fenómenos en torno a esta niña comenzaron a suceder en la ciudad de La Perriere, en Francia, el 15 de enero de 1846, cuando Angélica contaba con 14 años. A las 8 de la noche, Angélica junto con otras chicas, estaba tejiendo guantes de seda, cuando, de repente, la rueca que usaban comenzó a temblar como si estuviera viva. Las niñas intentaron contarlo a sus vecinos, pero éstos no les creyeron y les obligaron a continuar con su trabajo. Una por una volvieron lentamente de nuevo al taller, que se mantuvo tranquilo hasta que Angélica llegó a él. En ese momento, las ruecas comenzaron de nuevo a moverse misteriosamente. Todas las niñas gritaban de pánico, menos Angélica, que sentía una extraña sensación de atracción hacia las ruecas. Cuando los padres de Angélica se enteraron del incidente, pensaban que su hija debía estar poseída. Así que la llevaron a la iglesia del pueblo, a fin de que fuera exorcizada. Sin embargo, el cura pretendía primero presenciar el extraño fenómeno por sí mismo, para convencerse del extraño suceso, y aconsejó a sus padres que llevaran a la niña a un médico. Mientras tanto, las sensaciones extrañas de Angélica continuaron. Cuando la niña trataba de sentarse en una silla, ésta la empujaba hacia fuera, y era tal la fuerza del poder que ni siquiera un hombre la podía sentar sobre ella. Si dormía en una cama, ésta se sacudía, y el único lugar en el que podía hacerlo era sobre una gran piedra recubierta de corcho. Los objetos se acercaban a ella, incluso sin contacto físico aparente. El simple toque de su mano, incluso sobre muebles pesados, hacía que éstos rebotaran y saltaran de arriba a abajo. Las personas que estaban cerca de ella podían tener con frecuencia descargas eléctricas. Cuando esto sucedía, el corazón de la niña latía a 120 pulsaciones por minuto, y a veces venían acompañadas de convulsiones. Lo curioso del caso era que los metales no se veían afectados por su poder, lo que indicaba que, si fuera un poder eléctrico, sería un poco raro. Sus poderes a veces desaparecían durante dos o tres días, y a continuación se iniciaban sin previo aviso. Cuando ella se encontraba cansada, por ejemplo, los efectos se reducían. La niña fue llevada a París para que fuera sometida al estudio médico. Allí fue examinada por el doctor Tanchou, que fue testigo de sus poderes. Precisamente, en muchas ocasiones, el sofá en el que se sentaba la niña se movía por la sala de consulta. El médico, sumamente impresionado, requirió los servicios del famoso físico y astrónomo, Francois Arago. El físico llegó a la conclusión que los fenómenos eran reales y publicó un informe en febrero de 1846. Arago pensaba que el poder de Angélica se debía al electromagnetismo. Señaló que el lado izquierdo de su cuerpo, concretamente sobre su mano izquierda y la pelvis, se hallaba más caliente que la parte derecha cuando se producían los fenómenos de la niña. Además, los fenómenos no se producían continuamente, sino sobre todo de noche, entre las siete y las nueve. Arago se inclinó aún más hacia su teoría del electromagnetismo cuando descubrió que la niña tendía a lanzar los objetos que se movían a su paso hacia el norte, incluso la propia Angélica actuaba como una brújula, ya que siempre lograba acertar dónde se encontraba el norte de algún lugar en concreto. A pesar de la imprevisible naturaleza de los fenómenos, la salud de Angélica era excelente, aunque se sugería que alguna enfermedad nerviosa era lo que podía haber provocado el origen de los fenómenos. Los padres de la chica, pobres y viendo la sugerente oportunidad, decidieron, en contra de Arago y los médicos, realizar en París una exposición con la niña, para que la visitaran los turistas previo pago. Sin embargo, el 10 de abril de 1846, los fenómenos paranormales desaparecieron, y ya no volvieron jamás.

29. Fantasmas de York

York, ciudad histórica. Esconde tras sus murallas no sólo edificios de gran valor arquitectónico, sino también la presencia de conocidos fantasmas que vagan por sus calles y que le han valido el título otorgado en el año 2002, de “ciudad europea más visitada por los fantasmas“.

Este título honorífico, otorgado por la Fundación Internacional de Investigación sobre Fantasmas, se basa en la presencia de espíritus que han sido vistos por habitantes de York, muchos de ellos ilustres.
Catherine Howard fue la cuarta esposa de Enrique VIII y murió en el cadalso por adulterio. Fue arrestada en el año 1542, pero cuando los guardias se presentaron en sus poasentos para arrestarla, consiguió escapar y huyó en busca de su esposo para implorar perdón. Sin embargo, fue capturada antes de lograr verlo y murió ejecutada poco después. Durante el trayecto hasta el cadalso sus gritos fueron espeluznantes, y desde entonces, se cuenta, que en cada aniversario de aquel día, sus gritos se oyen por los pasillos del castillo. La historia de estos fantasmas se remonta a la época romana. Muchos de aquellos soldados que pasearon y lucharon en sus calles hoy día se aparecen en la Sala del Tesoro de la Catedral; también famosas son las apariciones en las mazmorras de York. O la del Teatro Real donde se dice que vaga una monja que fue emparedada viva por haberse enamorado. O en la Iglesia de Todos los Santos donde un fantasma desconocido asiste a todos los entierros. Pero no sólo hay fantasmas en los edificios. También por las calles se han detectado presencias sobrenaturales. Por la calle Mad Alice Lane se pasea Alice Smith, ahorcada por loca. O como por otras calles, donde pasea un ladrón fratricida arrepentido. Es tal la presencia fantasmal que la propia ciudad tiene un recorrido turístico para todos aquellos adeptos a este mundo. Desde The Shambles, la calle más comercial, hasta la plaza Exhibition Square, o la Sala del Tesoro o las mazmorras, podremos oir los cuentos de terror y las historias que expertos en fenomenología nos irán contando como guías.

30. Los orígenes de las leyendas de hombres lobo

Para toparnos con los orígenes de las creencias sobre la existencia de hombres lobos deberíamos remontarnos hasta la Edad Antigua. Ya en Grecia y Roma creían firmemente en este tipo de seres, bastante antes de que religiones como el catolicismo asomaran la cabeza.

Sorprendentemente, aún hoy día hay mucha gente que cree firmemente en la existencia de este tipo de seres.
La mayoría de las escenas y rasgos que el común humano atribuye al hombre lobo son puros inventos de los escritores modernos. Por ejemplo, el hecho de que se les pueda asesinar con una bala de plata, es un dato que para nada aparece en las leyendas tradicionales. También el que los hombres lobo se transformen en Luna Llena, es un dato que un cronista medieval (Gervase de Tilbury) introdujo en las noticias de la época. Como no en todos los países del planeta existen lobos, cada lugar tiene su propio ser temible, así por ejemplo en la época precolombina en América, creían en la existencia de hombres jaguar, en África todavía hoy se cree en los hombres hiena u hombres leopardo, y en la India se tiene la idea de que los tigres enemigos de los hombres pueden tomar la forma de éstos para atraerlos. No se sabe con certeza, pero se tienen serias sospechas de que el mito de los hombres lobo se originó en tierras europeas. A las causas por las que un hombre (ya que este mito es exclusivamente masculino) podría convertirse en hombre lobo, la mas extendida es ser mordido por uno de ellos, sin embargo también existen otras muchas, relacionadas todas ellas con ser víctima de un mago negro. La explicación del mito en todos los casos sería la pérdida de habilidad social por parte del hombre lobo. Estos seres, sufren muchísimo durante su transformación, llegando a perder por completo todo razonamiento humano, y volviéndose por ello peligrosos incluso para sus seres queridos mas cercanos. Los brujos y magos negro pueden tomar voluntariamente forma de lobos, en lugar de hombres lobo. Todavía hoy nos han llegado legados tratados sobre cómo llegar a transformarse en uno de estos seres. Así, Ralston, en sus “Canciones sobre la gente rusa” da una forma de encantamiento que aún es familiar en Rusia. También se dice que cuando una mujer da luz a seis niñas, nacerá un séptimo varón y será un hombre lobo, aunque éste último dato varía en los folclores de gallegos, portugueses, argentinos y brasileños, en donde es el séptimo hijo varón el que sufre la transformación. Semejante creencia llegó a ser creída de tal manera que incluso en Argentina dieron a luz una ley en la que el Presidente es el padrino de todos los séptimos hijos varones, intentando de esa manera reducir considerablemente el porcentaje de abandono de niños con esas características. No todos los hombres lobo son iguales, así existen diferencias entre quienes son hijos de brujos y magos negros, que se transforman voluntariamente, y quienes sufren al ser víctimas de los mismos. De esta manera, los brujos mantienen una mente lúcida estando transformados, y sin embargo los hombres lobo víctima de ellos pierden toda conciencia humana durante su transformación. La abundante ingesta de cornezuelo (del que se deriva el LSD), parece haber sido el desencadenante de multitud de alucinaciones en la Europa de los siglos XVIII y XIX, provocando de esta manera que surgieran multitud de leyendas sobre visiones de hombres lobo. Sin embargo hay muchas partes del mundo donde no existe el cornezuelo, por lo cual esta teoría es seriamente cuestionada por muchos expertos sobre el tema. Multitud de escritores con mayor o menor fama y hasta la actualidad han echado mano del mito de los hombres lobo. Incluso J.K. Rowling, la famosísima autora de la saga de Harry Potter.

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